ENG: Following up on my previous post about the tropical woody bamboo species richness in Bolivia, I would like to discuss the relationship between bears and bamboos in the Bolivian Andes. I recently read this fascinating article by The Nature Conservancy, that published a map of the potential distribution of the Andean spectacled bear known in Bolivia as jukumari (Tremarctos ornatus). Its natural habitat, referred to as jukumari marka in Aymara, or “the land of the Jukumari”, overlaps with the ecological niche of certain tuquru and chhalla bamboos, as well as other high-mountain woody bamboos. The relative scarcity of collection sites in the northern Bolivian Andes is partly due to the increased likelihood of encountering the jukumari during bamboo collection in the cloud forests and páramo regions. A recent study on large-scale occupancy monitoring as a tool for Andean bear conservation in the northern Bolivian Andes, which broadly confirmed the importance of protected areas for bear conservation, found that Andean spectacled bear presence significantly decreases near roads and human settlements (reflecting human pressures), while their occupancy increases at higher altitudes and in steeper terrain, which limit human accessibility (Wallace et al. 2025; here). Thus, what poses a major obstacle for bamboo sourcing actually benefits the Andean spectacled bear. As a general condition affecting bamboo collection, large areas of the Yungas with potential musical bamboo populations remain inaccessible due to steep topographies. This has further resulted in natural dispersal limitations for Andean woody bamboos, which have genetically diversified. Musical bamboo collectors sometimes walk for hours in dense cloud forests, like the Andean bear in fact, in search of musical bamboo clumps, often risking their safety while crossing steep ravines or climbing small, near-vertical cliffs and rock faces. Forest access points are typically local communities located within the natural habitats of musical bamboo species. This is especially true for tuquru bamboos, with most collection sites close to communities situated in the higher Yungas páramo regions. The higher occupancy of Andean spectacled bears in the northern Bolivian Andes also highlights the importance of this region for the conservation of cloud forest biodiversity more generally (Wallace et al. 2025). As demonstrated in the species richness map published in the previous post, this also corresponds to the identified hotspot of tropical woody bamboo species diversity in the region. Ecologists and conservationists consider the Andean spectacled bear to be an umbrella species; that is, a species whose protection indirectly benefits other species, their communities, and entire ecosystems. Due to its role in forest renewal and seed dispersal, the Andean spectacled bear is also known as the “gardener of the cloud forest.” In its natural habitat, where certain musical bamboo variants also grow, the jukumari is a threatened species, listed as Vulnerable by the IUCN and currently protected under Bolivian environmental law (Velez-Liendo & García-Rangel 2017; here). The bear is not generally aggressive and rarely attacks humans. Although described as an extremely shy and timid animal that is seldom observed in its natural habitat, female bears with cubs have been known to attack highland flute makers collecting musical bamboos. Makers recount vivid stories of bear encounters, sometimes with tragic outcomes in which makers have lost their lives. As essentially omnivorous animals mostly having a plant-based diet (Pillco Huarcaya et al. 2024; here), Andean spectacled bears are said to occasionally feed on young bamboo shoots, as well as on tender vegetation such as bromeliads (for example, Puyas) in the higher páramo regions of the Yungas forests. Although the relationship between bears and bamboos in the Bolivian Andes has not been sufficiently researched from a biological perspective (and more research is needed in this area), Andean spectacled bears play a key role in the conservation of musical bamboos and the extremely biodiverse ecosystem in which they grow. For anyone interested in learning more about the life of the Andean spectacled bear, I recommend watching a talk by Ruthmery Pillco Huarcaya of the Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica (ACCA) en Cusco, Peru, whose team has successfully installed a camera on the neck of an Andean spectacled bear, offering a unique perspective of the cloud forest and páramo region through the eyes of the bear. Where do they sleep? How far do they walk? What do they eat? Incredible insights—check it out (below)!


ESP: Dando continuación a mi publicación anterior sobre la riqueza de especies de bambúes leñosos tropicales en Bolivia, hoy quisiera hablar sobre la relación entre los osos y los bambúes en los Andes bolivianos. Recientemente leí este artículo fascinante de The Nature Conservancy, donde publicaron un mapa de la distribución potencial del oso andino conocido en Bolivia como jukumari (Tremarctos ornatus). Su hábitat natural, conocido como jukumari marka en aymara, o “la tierra del Jukumari”, coincide con el nicho ecológico de ciertos tuqurus y chhallas, así como con otros bambúes leñosos de los bosques nublados. La relativa escasez de sitios de recolección en el norte de los Andes bolivianos se debe, en parte, a la mayor probabilidad de encontrar al jukumari durante la recolección de bambúes musciales en los bosques nublados y las regiones del páramo yungueño. Un estudio reciente sobre el monitoreo de ocupación a gran escala como herramienta para la conservación del oso andino en el norte de los Andes bolivianos, que en general confirmó la importancia de las áreas protegidas para la conservación del jukumari, encontró que la presencia del oso de anteojos disminuye significativamente cerca de carreteras y asentamientos humanos (reflejando presiones humanas), mientras que su ocupación aumenta a mayores altitudes y en terrenos más empinados, los cuales limitan el acceso humano (Wallace et al. 2025; aquí). Así, lo que representa un gran obstáculo para la recolección de bambúes musicales resulta ser beneficioso para el oso andino. Como condición general en la recolección de bambúes musciales, grandes áreas de los Yungas con poblaciones potenciales de bambúes musicales permanecen inaccesibles debido a la topografía accidentada. Esto también ha resultado en limitaciones naturales para la dispersión de los bambúes leñosos andinos, que han diversificado genéticamente. Los recolectores de bambúes musicales a menudo caminan durante horas por densos bosques nublados, como los osos de hecho, en busca de macollas de bambúes musicales, y con frecuencia arriesgan su seguridad cruzando barrancos o escalando pequeños precipicios y paredes de roca casi verticales. Los puntos de acceso al bosque suelen ser comunidades locales ubicadas dentro del hábitat natural de las especies de los bambúes musicales. Esto es especialmente evidente en el caso de los tuqurus, ya que la mayoría de los sitios de recolección se encuentran cerca de comunidades situadas en las regiones altas del páramo yungueño. La alta presencia de osos de anteojos en el norte de los Andes bolivianos también subraya la importancia de esta región para la conservación de la biodiversidad de los bosques nublados en general (Wallace et al. 2025). Como muestro en el mapa de riqueza de especies publicado en el post anterior, esto también corresponde al hotspot identificado de diversidad de especies de bambúes leñosos tropicales en la región. Para ecólogos y conservacionistas, el oso andino es considerado una especie paraguas; es decir, una especie cuya protección beneficia indirectamente a otras especies, sus comunidades y a ecosistemas completos. Debido a su papel en la regeneración forestal y en la dispersión de semillas, el oso de anteojos también es conocido como el “jardinero del bosque nublado”. En su hábitat natural, donde también crecen ciertas especies de los bambúes musicales, el jukumari es una especie amenazada, clasificada como Vulnerable por la UICN y actualmente protegida bajo la legislación ambiental boliviana (Vélez-Liendo & García-Rangel 2017; aquí). El oso no suele ser agresivo y raramente ataca a los humanos. Si bien se lo describe como un animal extremadamente tímido y esquivo, que raras veces se observa en su hábitat natural, se sabe que las hembras con crías han atacado a los fabricantes de flautas andinas que recolectaron bambúes musicales en los bosques yungueños. Los luriris de hecho relatan historias vívidas de encuentros con osos, a veces con desenlaces trágicos en los que los constructores han perdido la vida. Siendo animales esencialmente omnívoros con un dieta basicamente basada en plantas (Pillco Huarcaya et al. 2024; aquí), se dice que los osos andinos se alimentan ocasionalmente de brotes jóvenes de bambú, así como de vegetación tierna como bromelias (por ejemplo, del género Puya) en las zonas altas del páramo de los bosques yungueños. Aunque la relación entre los osos y los bambúes en los Andes bolivianos no se ha investigado suficientemente desde una perspectiva biológica (y se necesita más investigación en esta área), los osos andinos de anteojos desempeñan un papel clave en la conservación de los bambúes musicales y del ecosistema sumamente biodiverso donde estos crecen. Para quienes deseen conocer más sobre la vida del oso andino de anteojos, recomiendo ver una charla de Ruthmery Pillco Huarcaya, de la Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica (ACCA) en Cusco, Peru, cuyo equipo ha logrado instalar exitosamente una cámara en el cuello de osos andinos, lo que permite observar el bosque nublado y la región del páramo yungueño a través de los ojos de los osos andinos. ¿Dónde duermen? ¿Cuánto caminan? ¿Qué comen? ¡Perspectivas impresionantes! ¡No dejen de verlo (abajo)!